Publicado 2024-11-01 — Actualizado el 2024-11-11
Palabras clave
- Dibujo a mano alzada,
- arquitectura participativa,
- pedagogía de la solidaridad,
- diálogo social
Cómo citar
Derechos de autor 2024 Entrópico Arquitectura y Urbanismo
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución 4.0.
Resumen
El ser humano construye su entorno de manera experiencial y paulatina dentro de su comunidad. Esta temporalidad demanda ser comprendida, especialmente en disciplinas como la arquitectura, que inciden directamente en esa construcción. Por ello, es fundamental propiciar un diálogo social utilizando estrategias metodológicas propias de la disciplina para fomentar la comunicación. El dibujo, como lenguaje universal, facilita el diálogo entre actores de diferentes ubicaciones geográficas y niveles de formación.
En la formación académica en arquitectura, es clave promover una pedagogía de la solidaridad (Rubén A. Gaztambide-Fernández, 2012). En contextos académicos y profesionales, es crucial emplear métodos de diálogo que integren tanto la tecnología como la interacción social, generando consensos y propuestas arquitectónicas que respondan a las necesidades de la comunidad.
La tendencia actual en la educación arquitectónica se inclina hacia el uso de tecnologías avanzadas, que optimizan la eficiencia en respuesta a la demanda del sector de la construcción y el mercado inmobiliario. Este enfoque privilegia el trabajo colaborativo, pero a menudo limita el desarrollo de un pensamiento crítico y solidario (Aparici & Silva, 2012). Sin embargo, es fundamental destacar la importancia de metodologías que promuevan una comprensión profunda de las problemáticas sociales, vinculando el entorno físico de los territorios con una construcción social que demanda ser entendida sin prisas.
El artículo presenta estudios de caso en Colombia y República Dominicana, donde se implementaron talleres que integraron el lenguaje del dibujo a mano alzada como medio para enlazar la información que un actor pasivo analiza de un entorno físico. Posteriormente, esta información se utiliza para dialogar en grupo de manera activa sobre una problemática común previamente establecida. Tras una revisión sistemática de los resultados de este diálogo, se comparten nuevamente para identificar aspectos relevantes, facilitados por herramientas que propicien el diálogo social (Álvarez Álvarez et al., 19 C.E.).
La necesidad de equilibrar el uso de herramientas tecnológicas con metodologías que promuevan el diálogo y la reflexión crítica en la formación arquitectónica aboga por una pedagogía de la solidaridad, que fomente una postura crítica y socialmente comprometida. Esto permite que los estudiantes desarrollen procesos analíticos en pro de crear verdaderos espacios sociales que contribuyan a la construcción de territorios inclusivos.